martes, 5 de enero de 2021

LAS DUDAS Y EL DIVINO

Todo el mundo sabe, tanto el pensador espiritual como el materialista, que el mundo, para el ser creado o evolucionado de forma natural en la ignorancia o en la inconsciencia de la Naturaleza, no es ni un lecho de rosas ni un alegre sendero de Luz. Es un viaje difícil, una batalla, una esforzada lucha, un crecimiento a menudo doloroso y accidentado, una vida asediada por la oscuridad, la falsedad y el sufrimiento. Tiene alegrías y placeres mentales, vitales y físicos, pero éstos proporcionan sólo un gusto pasajero de los cuales el ser vital todavía no puede prescindir- y acaban en disgusto, fatiga o desilusión. ¿Qué entonces? Decir que el Divino no existe es fácil, pero no conduce a ninguna parte te deja donde estás sin ninguna perspectiva o vía de escape-; ni Russell ni ningún materialista puede decirte adónde vas ni adónde debes ir. El Divino no se manifiesta de modo que pueda ser reconocido en las circunstancias exteriores del mundo, es cierto. Éstas no son la obra de un autócrata irresponsable que existe en alguna parte: son las circunstancias de un juego de Fuerzas de acuerdo con una cierta naturaleza del ser, una cierta proposición o problema del ser -podría decirse- en el que todos hemos consentido realmente en entrar y cooperar. ¿Es doloroso el trabajo, equívoco, e imposibles de prever sus vicisitudes? Existen dos posibilidades así pues: salir de él y penetrar en el Nirvana por la vía Budista o acosmista, o penetrar en uno mismo y encontrar al Divino ahí, ya que no es visible en la superficie. Porque aquellos que han hecho el intento, y no son unos pocos sino cientos y miles, han testificado a través de los siglos que Él está ahí y es ésa la razón de que exista el Yoga. ¿Se requiere mucho tiempo? ¿Está el Divino oculto tras el espeso velo de su Maya y no responde enseguida o en un primer momento a nuestra llamada? ¿O concede sólo un atisbo incierto y pasajero, y se retira entonces y espera a que estemos preparados? Pero si el Divino tiene algún valor, ¿no merece la pena  algún problema y algo de tiempo y esfuerzo para buscarle?, ¿deberíamos insistir en poseerle sin ninguna preparación o sacrificio o sufrimiento o conflicto? Sin duda es irracional una exigencia de tal naturaleza. Es cierto que tenemos que ir hacia dentro, tras el velo, para encontrarlo; sólo entonces podremos descubrirlo en el exterior y el intelecto se verá no tan convencido como forzado a admitir su presencia por experiencia -como cuando un hombre ve lo que ha negado y no puede negarlo por más tiempo. Pero para ello deben ser aceptados los medios, la persistencia de la voluntad y la paciencia en el trabajo.

 10 de Septiembre, 1933

Sri Aurobindo

Del libro: EL ENIGMA DE ESTE MUNDO

Editado por Fundación Centro Sri Aurobindo-Barcelona