domingo, 6 de diciembre de 2020

 

          El Divino está contigo

No olvides jamás que no estás solo. El Divino está contigo para ayudarte y guiarte. Él es el compañero que nunca falla, el amigo cuyo amor reconforta y fortifica. Cuando más solos nos sentimos más preparados estamos para percibir  Su  luminosa Presencia. Ten fe. Él lo hará todo por ti.

Detrás de la superficie de las cosas hay un océano de conciencia perfecta en el   que podemos sumergirnos siempre.

La palabra del Divino siempre reconforta y bendice, apacigua e ilumina, y Su mano generosa levanta un velo que esconde el conocimiento infinito.

Desearía pedirle a la Madre si quisiera explicarme por qué la naturaleza vital tiene tendencia a dramatizarlo todo.

Lo que he querido decir, es que la vida está siempre llena de dificultades, de pruebas y de sufrimientos; es un hecho general, cada uno por su parte debe hacerles frente. La única manera de hacerlo bien es resistir y concentrarte en tu interés, tu esperanza y tu fe en la vida interior, la conciencia interior vuelta hacia el Divino, aspirando al Divino y capaz de recibir la Fuerza y la Ayuda del Divino. Pero  a menudo el ser vital, o una parte del ser vital, toma una suerte de placer perverso en dar una importancia dramática en todas y cada una de las dificultades, y así corta el contacto con el ser interior y la Fuerza del Divino.

Es necesario acabar con este mal hábito que es común a muchas personas; entonces cada uno podrá sentir y sentirá que recibe muy concretamente la ayuda de la que tiene necesidad para atravesar las pruebas de la vida.

 

Del libro Palabras de Madre



 

 

domingo, 11 de octubre de 2020

 No es posible construir los fundamentos del yoga si la mente
está agitada. Lo primero que se requiere es sosiego mental. Además,
la disolución de la consciencia personal no es el objetivo primordial
del yoga; su propósito fundamental es abrir esta conciencia a una
consciencia espiritual superior, y para eso también es de Primera
necesidad tener una mente sosegada.
Reconocer las propias debilidades y falsos movimientos y apar-
tarse de éstos es el camino que conduce hacia la liberación.
No juzgar a nadie más que a uno mismo hasta que las cosas
puedan contemplarse con una mente y un vital sosegados
es una regla excelente. Además, no se debe permitir que la
mente forme impresiones precipitadas sobre la base de alguna
apariencia exterior, ni al vital que actúe en consecuencia.
Hay un sitio en el ser interior donde se puede permanecer siem-
pre en calma y desde donde es posible considerar con equilibrio y
discernimiento las perturbaciones de la consciencia de superficie y
actuar sobre ésta a fin de modificarla. Si puedes aprender a vivir en
esa calma del ser interior, habrás encontrado tu base estable.
Sri Aurobindo
Del libro Guia del Yoga Integral



                                                                       

sábado, 19 de septiembre de 2020

VIRTUD, PUREZA, LIBERTAD

 

El sol de la risa divina

 

La virtud se ha dedicado siempre a suprimir cosas en la vida y si se hubieran puesto juntas todas las virtudes de los diferentes países del mundo, quedarían muy pocas cosas en la existencia.

La virtud pretende buscar la perfección, pero la perfección es una totalidad.

Sin embargo, los dos movimientos se contradicen: una virtud que elimina, que reduce, que fija límites, y una perfección que admite todo, que no rechaza nada sino que pone cada cosa en su sitio, no pueden evidente­mente entenderse.

Tomar la vida con seriedad consiste generalmen­te en dos movimientos: el primero es dar importancia a cosas que probablemente no la tienen, y el segundo es querer que la vida sea reducida a un cierto número de cualidades que son consideradas como puras y dignas de existencia. En algunos (aquellos, por ejemplo, de los que Aurobindo habla aquí, los «pudibundos» o los puri­tanos), esta virtud se vuelve seca, árida, gris, agresiva, y encuentra faltas por todas partes, en todo lo que es ale­gre, libre y gozoso.

El único medio de volver la vida perfecta (quiero decir aquí, la vida sobre la tierra, por supuesto) es obser­varla desde bastante altura para verla en su conjunto; no solamente en su totalidad presente, sino en el conjunto del pasado, del presente y del futuro; lo que ella ha sido, lo que ella es, lo que ella será —hay que ser capaz de ver todo a la vez. Porque es el único medio de poner todo en su sitio. Nada puede ser suprimido, nada debe ser suprimido, sino que cada cosa debe estar en su lugar en una armonía total con el resto. Y así, todas estas cosas que parecen tan «perversas», tan «reprensibles», tan «in­aceptables» al espíritu puritano, se volverán movimientos de alegría, de libertad y de una vía totalmente divina. Y entonces nada nos impedirá saber, comprender, sentir y vivir esta risa maravillosa del Supremo, que tiene un  gozo infinito viéndose vivir infinitamente. ¡Esta alegría, esta risa maravillosa que disuelve todas las sombras, todos los dolores, todos los sufrimientos! Basta con entrar dentro de sí bastante profundamente para hallar el sol interior, dejarse bañar por él; y entonces, todo no es sino una cascada de risa armoniosa, luminosa, solar, que no admite ya ni sombra ni dolor (...)

Y este Sol de risa divina, está en el centro de toda cosa, la verdad de todo —lo que hay que hacer es apren­der a verlo, a sentirlo, a vivirlo.

Y por eso, evitemos a las gentes que toman la vida en serio, que son seres bastante molestos.

En cuanto la atmósfera se vuelve grave, uno pue­de decirse que algo no va, una influencia pesada, un viejo hábito que intenta reafirmarse y que no debe ser aceptado. Todos estos pesares, todos estos remordimien­tos; el sentido de la indignidad, el sentido de la falta, y después, un paso más y está el sentido del pecado -¡oh! es... me parece que eso pertenece a otra edad, una edad de oscuridad.

Pero todo eso que persiste, que intenta engan­charse y permanecer, todas esas prohibiciones —y esa for­ma de cercenar la vida en dos: las cosas pequeñas y las grandes, lo sagrado y lo profano,... «¡Cómo!, dirán estas gentes que hacen profesión de llevar una vida espiritual, para tan pequeñas cosas que tienen tan poca importancia, ¿cómo se puede hacer eso el objeto de una experiencia espiritual?-». Y sin embargo, es una experiencia que se vuelve cada vez más concreta y real, incluso materialmente: no hay «cosas» donde el Señor esté y «cosas» donde Él no esté. El Señor está siempre allí, no se toma nada en serio, Él se divierte con todo y Él juega con vosotros, si vosotros sabéis jugar. Pero ¡cómo sabe jugar! ¡El juega muy bien! ¡A todo, también a las pequeñas cosas!

¿Hay que poner objetos sobre la mesa? No creas que hay

que  pensar y ordenar, no, vamos a jugar: vamos a colocar eso aquí y lo otro allá, de esta manera y de la otra. Y des­pués, otra vez, así y asá. Qué bello juego, tan entretenido.

Entonces, entendido, nosotros trataremos de sa­ber reír con el Señor.

La Madre.

Del libro El camino soleado.



lunes, 7 de septiembre de 2020

 

SRI AUROBINDO

 

¿ES ESTE EL FINAL?

 

 

 

¿Es este el final de todo lo que hemos sido,

Y de todo lo que hicimos o soñamos,

Un nombre no recordado y una forma sin hacer,

Es este el final?

 

¿Un cuerpo pudriéndose bajo una losa de piedra

O convertido en cenizas por el fuego,

Una mente disuelta, perdidos sus olvidados pensamientos,

Es este el final?

 

Nuestras pequeñas horas que eran y no son más,

Nuestras pasiones una vez tan elevadas

Siendo burladas por la tierra inmóvil y la tranquila luz del sol,

¿Es este el final?

 

Nuestros anhelos de ascensión humana a Dios

Pasando a otros corazones

Engañados, mientras el mundo sonríe a la muerte y al infierno,

¿Es este el final?

 

Caída está el arpa; partida yace y enmudece;

¿Está muerto el músico invisible?

¿Porque el árbol esté caído donde el pájaro cantaba,

Debe la canción silenciarse también?

 

Uno en la mente que planeaba, quería y pensaba,

Para reformar el destino de la Tierra,

Uno en el corazón que amaba, anhelaba y esperaba,

¿También él acaba?

 

El Inmortal en lo mortal es su Nombre;

Aquí, una artista deidad,

Siempre remodelándose en formas más divinas,

Renuente a cesar

 

Hasta que se efectúe todo para lo que las estrellas fueron hechas,

Hasta que el corazón descubra a Dios

Y el alma se conozca. Y aun entonces

No hay final



 

 

 

 

 

10    de abril de 1917

 Mi corazón se ha quedado dormido hasta en lo más recóndito del ser...

 Toda la Tierra se mueve y se agita en un perpetuo cambio; toda vida goza y sufre, se esfuerza, lucha, conquista, se destruye y se reforma.

 Mi corazón se ha quedado dormido hasta en lo más recóndito del ser...

 En todos esos incontables y variados elementos yo soy la Voluntad que pone en movimiento, el Pensamiento que actúa, la Fuerza que realiza, la Materia que es accionada.

 Mi corazón se ha quedado dormido hasta en lo más recóndito del ser...

 No más límites personales, no más acción individual, no más concentración separatista creando conflicto, tan sólo una única Unidad infinita.

 Mi corazón se ha quedado dormido hasta en lo más recóndito del ser...

  Madre

  Del libro plegarias y meditaciones



 


 

domingo, 17 de mayo de 2020


Las Dificultades y la Ayuda


Las dificultades suelen deberse a la resistencia de una o varias partes del ser que rechazan recibir la fuerza, la consciencia y la luz puestas en ellas y se rebelan contra la influencia divina. Es raro que alguien pueda someterse enteramente a la voluntad divina sin tener que hacer frente a una u otra de estas dificultades. Pero el medio seguro de superar todos los obstáculos consiste en mantener una aspiración firme y serena, y observarse con una absoluta sinceridad.

La Gracia siempre está dispuesta a actuar, pero debéis dejarla obrar y no resistiros a su acción. Se requiere una condición solamente: la fe. Cuando os sintáis atacados, llamad a Sri Aurobindo y a mí misma en vuestra ayuda. Si vuestra llamada es sincera, es decir, si queréis sinceramente ser curados, vuestra llamada obtendrá respuesta y la Gracia os curará.

  La  Madre
  Del libro Conversaciones 1929


                                                   

lunes, 4 de mayo de 2020

El camino

La vida es una elección perpetua entre la verdad y la mentira, la luz y la oscuridad, el progreso y la regresión, la ascensión hacia las alturas o la caída en los abismos. Cada uno ha de elegir libremente.

No nos comprometemos en el camino espiritual más que cuando sentimos que no podemos hacer otra cosa.

La actitud intelectual viene primero y la puesta en práctica le sigue poco a poco. Lo que es muy importante es mantener muy despierta la voluntad de vivir y ser lo que sabemos que es la verdad. Entonces es imposible detenerse y aún más retroceder.

Todos los seres humanos tienen un destino espiritual más o menos próximo según la resolución de cada uno. Es necesario quererlo con toda sinceridad.

Hay un conflicto en ti, entre lo que está apegado a la vida ordinaria y entre lo que aspira a una vida divina. A ti te corresponde elegir lo que es más fuerte en ti y actuar en consecuencia.

Puedes seguir los meandros de innumerables reencarnaciones o elegir el camino rápido y escarpado de la “sâdhanâ” intensiva.

El camino perfecto: para cada uno, es el camino que le conduce más rápidamente al Divino.

Todo era de oro, un torrente de luz dorada fluía en una corriente ininterrumpida y llevaba con ella el conocimiento de que el camino de los dioses es un camino soleado en el que las dificultades pierden toda realidad. Tal es el camino que se abre ante nosotros si elegimos seguirlo.

Del libro Palabras De Madre
De Aurobindo.ru y revisado por nosotros.


miércoles, 4 de marzo de 2020

Este próximo viernes 6, tenemos reunión en el centro.
Haremos meditación y leeremos textos de Madre y Sri Aurobindo Si alguien tiene interés por visitarnos será bienvenido. El horario suele ser de 18 a 20 h Un saludo.

jueves, 23 de enero de 2020

Este próximo viernes 24, tenemos reunión en el centro.
Haremos meditación y leeremos textos de Madre y Sri Aurobindo Si alguien tiene interés por visitarnos será bienvenido. El horario suele ser de 18 a 20 h Un saludo.


LA AGENDA DE MADRE  

10 De mayo de 1958
Desde el punto de vista positivo, estoy convencida de que estamos de acuerdo sobre el resultado a obtener, es decir una consagración integral y sin reservas- en el amor, el conocimiento, y la acción- al Supremo y a Su Obra. Digo el Supremo y a su obra, porque la consagración al Supremo solamente no es suficiente. Estamos aquí, ahora, para  esta realización supramental y esto es lo que se espera de nosotros; mas para poder alcanzarla, es preciso que la consagración sea total, sin reserva, absolutamente integral. Creo que esto ya lo has comprendido, es decir, que tienes la voluntad de realizarlo.
Desde el punto de vista negativo- voy a hablar de las dificultades que hay que superar-; uno de los obstáculos más serios es la legitimación que la consciencia exterior ignorante y mentirosa, la consciencia ordinaria, da a todas esas pretendidas leyes físicas, causas, efectos y consecuencias, a todo lo que la ciencia ha descubierto físicamente, materialmente. Todo eso es una realidad indiscutible para la consciencia, una realidad que permanece independiente y absoluta en presencia de la eterna Realidad Divina.
Y es tan automático que es inconsciente.
Cuando se trata de movimientos como la cólera, los deseos, etc...Reconocen que están equivocados y que tienen que hacerlos desaparecer, pero cuando se trata de las leyes materiales –del cuerpo, por ejemplo, sus necesidades, su salud, su alimento y todas esas cosas-,les dan una realidad concreta tan sólida, tan compacta, tan establecida, que parecen absolutamente indispensables.
Pues bien, para poder curar eso, que es el mayor de todos los obstáculos (ese hábito de poner la vida espiritual por un lado y la vida material por otro, de reconocer a las leyes materiales su derecho a la existencia), hay que tomar una resolución, y es la de no legitimar jamás, cueste lo que cueste, ninguno de esos movimientos.
Para poder ver el problema tal como es, es completamente indispensable, es decir primordial, salir de la consciencia mental, incluso de la transcripción mental, en la mente más elevada, de la visión y de la verdad supramentales. No se ven las cosas tal como son, en su verdad, más que en la consciencia supramental; y si se intenta explicarlas, como estamos obligados a formularlas mentalmente, rápidamente se nos escapan.
En cuanto a mí, no he visto todo esto más que en el momento de esa experiencia (del 1 de mayo de 1958), y como resultado de esa experiencia. Pero incluso la experiencia misma es imposible de formular, y desde que me puse a hacer un esfuerzo para formularla, cuanto más  lograba formularla, más se desvanecía, se escapaba.
En consecuencia, si uno no se acuerda de haber tenido la experiencia, se queda igual que antes, pero con la diferencia de que, entonces, sabe, y puede saber, que esas leyes materiales no responden a la verdad. Eso es todo. No responden en absoluto a la verdad y, en consecuencia, si queremos ser fieles a nuestra aspiración, de ninguna manera hay que legitimar todo eso. Hay que decir: es un mal que tenemos que aguantar por ahora, durante un período intermedio, pero es un mal y una ignorancia. Porque verdaderamente es una ignorancia (no es sólo una palabra): es una ignorancia, las cosas no son así, incluso cuando lo que está en juego es nuestro cuerpo tal como es. En consecuencia, no legitimemos nada. Digamos: es un mal que hemos de aguantar por el momento hasta que salgamos de él, pero no RECONOCEMOS a todo eso una realidad concreta. NO tiene una realidad concreta, tiene una realidad engañosa, eso que llamamos realidad concreta es una realidad engañosa.
Y la prueba-tengo una prueba porque la experiencia la tengo en mí misma-, es que desde el momento en que uno está en la otra consciencia, la verdadera consciencia, todas esas cosas que parecen tan reales, tan concretas, cambian INSTANTÁNEAMENTE. Hay cierto número de cosas, de condiciones materiales de mi cuerpo-materiales-que han cambiado instantáneamente. No duró el tiempo suficiente como para que cambie todo, pero hay cosas que han cambiado y que ya no han vuelto nunca a ser como antes, han quedado cambiadas. Es decir, que si aquella consciencia fuera mantenida constantemente ¡sería un milagro perpetuo (lo que, desde nuestro punto de vista ordinario, llamamos milagro), un milagro fantástico y perpetuo! Pero desde el punto de vista supramental, no sería en absoluto un milagro, sería lo más normal.
Por lo tanto, si uno no quiere oponer una resistencia oscura, inerte, obstinada a la acción supramental, tiene que admitir, de una vez para siempre, que no debemos legitimar nada de todo eso.
La Madre
(Traducción: Instituto de Investigaciones Evolutivas, pág. 216, 217, 218)